→ El sube y baja - Mercados
▲ S&P 500 | $6,305.60 | +0.14% |
▲ Nasdaq Composite | $20,974.17 | +0.38% |
▼ IPC México | $55,841.30 | -0.77% |
▲ USD/MXN | $18.6765 | +0.0054% |
CETES | Plazo: 1 mes | 7.65% |
El Nasdaq sigue subiendo como espuma con un +0.38%, y el S&P 500 también se apuntó un mini estirón del +0.14%. En cambio, el IPC México amaneció de malas y cayó un -0.77%, como diciendo “hoy no tengo ganas”.
¿Y el dólar? Bajó apenas un respiro, pero sigue firme cerca de los $18.67.
Wall Street levanta la copa, México se tropieza y el dólar nomás se hace el interesante.
Datos actualizados al 22 de julio a las 20:00 hrs.
→ Billete Nacional
Adiós a la constancia del SAT… hola nueva cédula

El SAT eliminó la famosa Constancia de Situación Fiscal (sí, esa que nadie entendía pero todos te pedían), y la reemplazó oficialmente por la Cédula de Datos Fiscales, un documento más simple que trae tu RFC, régimen fiscal y un QR que grita “factúrame esta”.
3 cosas clave que debes saber:
Ya no necesitas la constancia para facturar; ahora puedes usar la nueva cédula con QR.
Se descarga desde la app del SAT.
También sigue vigente el Programa de Regularización Fiscal 2025.
¿Y eso qué? ¿Cómo te afecta?
Si eres godín, freelance o vendes stickers por internet: ya no tienes que andar cargando la constancia impresa como pasaporte VIP.
Ahora puedes mostrar tu cédula desde el cel y facturar sin dramas… siempre que tengas tu RFC bien anotado, claro.
Y si le debes al SAT, el programa de regularización 2025 te puede salvar: perdonan multas, te dejan pagar en 6 partes y hasta te hacen ojitos.
Solo no te pases de listo… si te atrasas o te haces el loco, te regresan todo el castigo con intereses y sin piedad.
Al SAT no le gusta que le mientas, pero le encanta que le pagues.
Y ahora… hasta en parcialidades.
→ Billete Global
Wells Fargo ve una recesión... camuflada entre los datos.

Mientras todos andan diciendo que la economía está “resistiendo bien los aranceles”, Wells Fargo se puso los lentes de ver datos feos y dice: “Ajá, pero miren esto”. Según su análisis, el gasto discrecional en servicios está cayendo... y eso, históricamente, es señal de recesión en puerta.
3 cosas clave que debes saber:
El gasto en servicios como restaurantes, entretenimiento y viajes va para abajo.
Los datos del PIB estaban maquillados: el gasto real del consumidor fue 0.5%, no 1.8%.
Según Wells Fargo, estamos viviendo una recesión disfrazada de estabilidad.
¿Y eso qué? ¿Cómo te afecta?
Menos gasto en cosas “no esenciales” puede traducirse en menos clientes si vendes experiencias, lujos o servicios personales.
Si la gente empieza a recortar salidas, shows, apps premium y lattes con leche de almendra… es porque ya anda en modo “sobrevivir, no disfrutar”.
Y si la recesión ya está aquí, aunque nadie lo diga fuerte, prepárate para una posible ola de recortes, inversión pausada y empresas bajándole dos rayitas al presupuesto.
La recesión es como tu ex en redes: aunque no la veas, ahí sigue… acechando.
→ Billete Global
Trump saca los colmillos: van por más aranceles.

El gobierno británico lanzó un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, enfocándose en su flota petrolera fantasma: más de 130 barcos que andaban vendiendo crudo sin reglas ni supervisión. Además, le bajaron el precio tope al petróleo ruso: de 60 a 47.60 dólares por barril.
3 cosas clave que debes saber:
Reino Unido sancionó barcos y empresas que movían petróleo ruso de forma ilegal.
El nuevo límite de precio para el crudo ruso es 47.60 dólares por barril.
La idea es quitarle a Putin una buena tajada de sus ingresos.
¿Y eso qué? ¿Cómo te afecta?
Aunque tú no le compres gasolina directo a Putin, el petróleo es como el papá ausente de la economía: afecta todo aunque no lo veas.
Si hay menos petróleo circulando o se encarece por sanciones, los precios suben en cadena:
Gasolina, vuelos, plásticos, transporte de comida... hasta ese aguacate del súper se vuelve más fifí.
Y si los mercados se ponen nerviosos, también se sacude el dólar, el peso, y tu inversión en CETES de confianza.
Las sanciones son como el SAT en modo pasivo-agresivo:
no las ves venir… pero el golpe te llega directo al bolsillo.
→ Biblia Financiera
¿Con qué se come “VOLATILIDAD CAMBIARIA”?
Volatilidad cambiaria suena a término de experto que usa saco sin corbata, pero en realidad significa algo muy simple: que el precio del dólar (o cualquier otra moneda) está subiendo y bajando como loco en muy poco tiempo. Hoy amaneces con el dólar a $17.10, mañana baja a $16.80 y el jueves ya va en $17.60. Así como cuando te quieres hacer el fuerte emocionalmente, pero una canción te arruina el día… eso mismo le pasa al tipo de cambio.
¿Y por qué sucede? Pues porque el mercado cambiario es un drama. Si hay noticias políticas, cambios en tasas de interés, guerra en alguna esquina del mundo o un país pierde credibilidad económica, los inversionistas entran en pánico o se emocionan… y eso hace que las monedas bailen más que Shakira en juicio fiscal.
La volatilidad no es mala en sí, pero sí te puede afectar directo a la cartera. Si vas a viajar, podrías terminar cambiando dólares a precio de oro o encontrarte con una ganga. Si importas cosas, tus costos se vuelven impredecibles. Y si inviertes en dólares o euros, puedes ganar o perder valor en cuestión de días. En México incluso productos como gasolina, electrónicos o ¡aguacates! se ven afectados cuando hay volatilidad, porque casi todo está conectado con el dólar.
Así que ya sabes: volatilidad cambiaria es cuando el dólar se convierte en tu ex inestable… y tú solo querías estabilidad.
→ Manual de supervivencia financiera.
Ten un portafolio más sofisticado que tu outfit.
Ya metiste lana en CETES, entraste a un ETF, viste dos videos de YouTube y ahora sientes que puedes decirle a Warren Buffett: “muévete que ahí te voy”.
Pausa. Respira. Estás cayendo en el efecto tiburón: esa confianza inflada que te da haber sobrevivido a una inversión sin perder todo... y creer que por eso ya la hiciste.
Esto le pasa al inversionista nivel intermedio que se empieza a sentir “máster”, y de pronto:
Invierte en cosas que ni entiende, pero “le dijeron que deja un 18%”.
Mete lana a proyectos sin revisar bien los riesgos legales.
O peor: le presta dinero a un amigo que “tiene un negocio buenísimo”.
Empieza a tomar decisiones como si fuera millonario… pero con dinero de clase media.
💡 Moraleja:
Tener inversiones no te hace experto. Tener rendimientos no significa que ya le ganaste al sistema.
Y como decía el filósofo contemporáneo el Babo de Cartel de Santa: “No te confundas.”
Hazle caso a tu yo racional. Y si una inversión suena demasiado buena, probablemente… es una trampa con olor a tiburón muerto.
Y listo, magnate de supermercado.
Eso fue todo por hoy en El Billetazo.
Si el mundo financiero te dejó más confundido que ticket de Uber dividido entre cuatro… tranquilo, aquí estamos diario para explicártelo con humor, sin tecnicismos y sin prometerte “libertad financiera en 3 pasos”.
Sigue apareciéndote, sigue aprendiendo, y sobre todo… sigue preguntándote por qué el aguacate ya vale más que la hora de tu terapeuta.
Nos leemos mañana.